Granada está llena de monumentos ocultos que permanecen eclipsados a la vista de los turistas tras la grandeza y majestuosidad de la Alhambra o la Catedral. Uno de ellos es el Monasterio de San Jerónimo.
Se trata de un monasterio fundado por los Reyes Católicos poco después de la conquista de la ciudad. Su creador fue el arquitecto Diego de Siloé, uno de los introductores de la nueva forma de construir renacentistas en España. La obra se levantó sobre una finca con casa, molino y huerta que formaba parte de las propiedades privadas de Boabdil, el último rey nazarí.
Lo peculiar de este lugar, que sorprende a quien lo visita, es que se encuentra en el centro de Granada pero desde que cruzas el umbral y atraviesas el jardín de la entrada se empieza a respirar un aire de tranquilidad.
El conjunto del monasterio, que se encuentra en el centro de Granada, una especie de oasis en medio de la ciudad, en la calle Rector López Argüeta, continuación de la calle San Jerónimo que parte desde la parte izquierda de la Catedral. Está formado por la Iglesia y dos claustros ajardinados. Al primero de ellos se accede por una portada dórica mientras que en el segundo se mezclan elementos góticos con otros mudéjares y renacentistas.
La Iglesia está decorada con figuras que rememoran las hazañas del Gran Capitán, que por cierto se halla enterrado bajo su suelo junto a su esposa la Duquesa de Sessa.
Vale la pena adentrarse en esta joya renacentista, una visita que te sorprenderá por su belleza y tranquilidad en mitad del bullicio urbano granadino. Además, la entrada cuesta sólo 3 € euros.