Aunque ya no se venden ni reparan calderos, la Calle Calderería sigue siendo uno de esos rincones de Granada que conservan el encanto de la tradición. Es también uno de los rincones más animados de la ciudad los sábados por la noche.
A pesar de estar muy cerca de la ciudad baja en otros tiempos fue la puerta más utilizada para acceder a pie al emblemático barrio del Albaicín, eso hizo que numerosos tenderos y comerciantes se instalasen en ella, donde siempre y a todas horas pasaban posibles compradores. También cerca de aquí, en la placeta de San Gregorio, se instaló un mercadillo permanente, hoy en día uno de lso más visitados por los turistas.
Los magrebíes y musulmanes de Granada han elegido también la Calle Calderería (o Calle de la Calderería Nueva para ser más exactos) para instalar en ella comercios tradicionales que son reflejos de su cultura. Como si estuviéramos en el zoco, se apiñan unos junto a otros sin dejar apenas espacio, tal y como debió ser el aspecto de la Alcaicería en la época de los nazaríes.
En la Calle Calderería se respira el ambiente más musulmán de la ciudad: herbolarios, tiendas de artesanía, teterías, tiendas donde se venden chilabas y telas, pastelerías morunas… Un aire islámico acogedor, precioso y evocador.
Pasear por esta calle, dejándose seducir por la música que se cuela por las ventanas o deteniéndonos para saborear un buen té y alguna delicia dulce de la portentosa repostería magrebí, es una experiencia que todo el mundo en su viaje a Granada debería animarse a vivir.